viernes, 25 de julio de 2008

Primera entrada

Pertenezco a la generación X. Muchas personas de mi generación están perdidas. Mi generación está perdida. Estoy perdido. Pertenezco a la generación X. Y peor aún: formo parte del selecto grupo de bebés de treinta (aunque aún no los cumplo, pero ando cerca) que aún vive con sus padres. Podría decirse que trabajo de hijo. Y soy un buen hijo. Un santo, diría mi madre. Soy un santo, sí, sólo que, en vez de aureola, como bien dijo mi amigo Aariel, llevo una bolsa de sal sobre la cabeza.
Como -según mi amigo- llevo una bolsa de sal en la cabeza, no conservo los empleos, y consigo siempre los peores en todo sentido: pesados y mal pagados son los que siempre me tocan. Por eso es que he aprendido diversas cosas, que siempre sirven de algo. Aunque sea para hacerse unos mangos e ir tirando, sin que nos rompan los huevos los que afirman que ya es hora de sentar cabeza, de que formemos una familia, para traer más gente a este mundo desgraciado y mejor termino esto porque el tema es muy largo de tratar.